Aleja a tus hijos del alcohol - un karaoke escénico

Aleja a tus hijos del alcohol es una propuesta teatral que explora el formato del karaoke, un “karaoke escénico” que combina el testimonio de los actores, desde una actuación en primera persona, con temas antológicos del bolero y el feeling, discursos vinculados con campañas educativas y preventivas como “Diga no a las etiquetas sexuales”, “No a la violencia de género”, “La homosexualidad No es un problema, la homofobia SÍ”, “Usa condón, evita el SIDA”, “Quítate el pulóver” y la intervención de “expertos de vida” (1) relacionados con las diferentes líneas de investigación de la propuesta.
Como universo escénico esta obra desarrolla la atmósfera de un bar. Los actores, que se desdoblan en intérpretes, barman, camareros y conductores de la ficción, interactúan constantemente con los espectadores en su rol de clientes del espacio.               
Aleja a tus hijos del alcohol utiliza la estética del karaoke (exhibición, ridículo, espectacularidad, afectación, competencia, revelación, miedo) y los discursos de las campañas preventivas como formatos. Explora la dinámica de la vida nocturna de La Habana, clubes, bares, cabaret, discotecas, zonas de tolerancia, desde un énfasis en la subcultura urbana y la vida alternativa, underground. Desde una estructura triangular (“creación”, “empingue” y “depresión”) que reproduce los estados de la embriaguez “a lo cubano” el equipo creativo reorganiza el material literario de la autoría de Rogelio Orizondo para discursar sobre nuestra educación sentimental, patriótica, teatral, las frustraciones individuales y las frustraciones de la nación, los enfrentamientos generacionales y el arribo del tiempo de los hijos.
Alejar a tus hijos del alcohol es alejarnos de la apatía, de la muerte, de la mierda nacional, del dolor de ser patria descompuesta, de la inmovilidad social y política, de la desesperanza, del silencio, de la simulación, del oportunismo, de las órdenes de mando que te gritan “Bajando”. En Aleja a tus hijos del alcohol los jóvenes tienen la palabra, forman una “bulla escénica”, se empinan, crecen, creen y construyen, desde sus voces famélicas, un cuerpo liberado teatral y espiritualmente.  


  • Cronología de presentaciones:
  •  Presentación como Work in progress en diciembre de 2013 en Santiago de Cuba en la 4ta edición de “Teatro de otoño-taller internacional de experimentación escénica ”
  •  Presentación como Work in progress en “Espacios Ibsen 2” en Matanzas, el 8 de marzo de 2014
  •  Estreno: 15 de marzo de 2014, en el sótano del Teatro Nacional de Guiñol de Cuba
  • Temporada en la Habana en los meses de marzo y abril de 2014
  •  Presentación especial para los participantes del Taller Internacional de Investigación y Creación “Traspasos Escénicos “ en abril del 2014
  • Presentación en el Festival Nacional de Teatro en Camagüey , del 3 al 11 de octubre del 2014
  • Forma parte de la muestra de la 5ta edición de “Teatro de otoño-taller internacional de experimentación escénica en diciembre de 2014”


  • Reconocimientos:

  •   Beca de creación José Jacinto Milanés 2012 entregada por la Asociación Hermanos Saiz

  •     Reconocimiento ¨Aire Frío¨ por la excelencia de la puesta en escena otorgado en diciembre del 2012 por la Asociación Hermanos Saiz
  •     Reconocimiento ¨Villanueva¨ de la Asociación de Crítica de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba  otorgado en enero de 2015 por la calidad artística de la obra.

Críticas y reseñas:



Aleja a tus hijos del alcohol: un manifiesto escénico sobre la fragilidad
Por Martha Luisa Hernández Cadenas
“Que tu cuerpo sea siempre
un amado espacio de revelaciones”.
Alejandra Pizarnik. Revelaciones.
Aleja a tus hijos del alcohol ensaya la fragilidad con la que Rogelio Orizondo concibió un texto teatral autorreferencial. El joven director José Ramón Hernández, a partir de la tentativa escritura, ha desarrollado una investigación sobre el actor y la teatralidad que ve su encuentro con la recepción tras su estreno en un espacio alternativo: el sótano del Teatro Nacional de Guiñol.
Uno de los atributos que la presentación exige al receptor es esa condición descentrada con la que los cuerpos sostienen una acción performativa, testimonial, en declarada self fashioning. La búsqueda tiene que ver con cambios del postmoderno en el teatro, y se afianza en el trabajo de las actrices, lo que instaura un espacio de fragilidades y disolución de lo dramático, que permiten seguir la actuación del yo, en un discurso escénico cuya reflexividad resulta también autorreferencial.
El texto de Rogelio Orizondo se ordena desde un manifiesto del autor ante la pérdida, la muerte del padre, lo que recuerda al caso de Louis Wolfson, el escritor norteamericano que hizo del cáncer de su madre una inspiración poética. El duelo que comienza con la última palabra del padre agonizante: “VAMO”, se conecta en el texto con temáticas políticas que circulan la idea del desprendimiento, el fracaso de los ideales, la muerte de un país, y la convocatoria, casi delirante, hacia el espacio imaginado por David Bowie.
Cuando se enfrenta un texto que ritualiza lo personal, tratándose además de una poética y autoría distinguibles, existe el riesgo permanente de crear un discurso escénico propio más allá de lo propuesto textualmente. Aleja a tus hijos del alcohol, la puesta en escena que ganara hace dos años la Beca Milanés de la Asociación Hermanos Saíz, AHS, es una creación en la que el aliento del texto solo queda como huella en la sacudida escénica de los testimonios de Hilde Gorpe y Rosalia Roque, las actrices.
Por ello, más que ilustrativo de este procedimiento, es el testimonio de la actriz sueca Hilde Gorpe. Su status como inmigrante en Cuba, así como las razones por las que decidió quedarse, apoyándose con fotografías y anécdotas vitales, genera un diálogo sugestivo. Lo fascinante deriva por cómo la intimidad de su confesión nos conduce a imaginar la relación de aquel fracaso en el duelo político del texto, en la crisis de una mujer que perdió a su madre cuando tenía quince años, de una mujer que trabaja para ganarse la vida haciendo teatro callejero en Cuba, de una mujer que quiere amar sin ser la “turista”. Su cuerpo, su historia, indudablemente se asemeja a la producción de sentidos que operan en el texto de Orizondo, conduciéndonos por vías análogas a un autodescubrimiento en público.
En el caso de Rosalia Roque, uno de los puntos cruciales en los que actúa su testimonio, deviene alarido, cuando en la filmación de un diálogo con su abuela pareciera que la única forma de actuar en Aleja a tus hijos del alcohol, dependiera de esa conversación. Así que, negándose a contar lo que sería zona común para los nacidos en los noventa –algo que podría discutirse, pues entre esos puntos de coincidencia obvios, lo particular, quizás sea cómo cada quien percibió el contexto-, su testimonio es este encuentro documentado. También reforzado por lo que significa mirar a la vejez, temática más que urgente en Cuba, interpelándonos sobre cuál es el cuerpo de este país, sus arrugas, su historia, su Revolución, en inquietante aproximación a la propia biografía de la actriz.
Ocupan un espacio imprescindible dentro de la presentación escénica la pianista Laura González, responsable de la música original, así como la invitación a lo que se ha llamado experto de vida. Entre los expertos de vida invitados disfrutamos del trovador guantanamero Audis Vargas, cuya intervención propone nuevos terrenos por los cuales mirar este aparato escénico donde lo personal es, sin duda, político.
Como si se renunciase por completo a la expresión sueca: “Solo se es fuerte”, Aleja a tus hijos del alcohol es un manifiesto sobre la fragilidad. Nucleados por ese carácter autopoiético que constantemente refiere al mecanismo, la construcción y la transformación, llamémosle autorreferencial, sobresalen en el concepto escénico la parodia, lo carnavalesco, el kitsch, lo participativo y el brindis colectivo con nuestro Havana Club como ágora, como celebración de la debilidad que representa estar desnudo frente al otro. Sin duda alguna, se trata de un trabajo riesgoso, cuya reflexividad íntima, en proceso, ostenta una sencillez heroica, fragilidad con la que pocas veces topamos en el teatro contemporáneo cubano.

 ¡Yo nunca nunca he visto un karaoke escénico -una obra de teatro, en un sótano!

                                                                   Por Maira Almarales Monier

No es que lo pasado arroje luz sobre lo presente, o lo presente sobre lo pasado, sino que imagen es aquello en donde lo que ha sido se une como un relámpago al ahora en una constelación.
 (W. Benjamín)
Finalmente arriba al panorama teatral capitaleño Aleja a tus hijos del alcohol, puesta en escena de Jose Ramon Hernández Suárez,  partir del texto homónimo de Rogelio Orizondo. El estreno tuvo lugar en el espacio alternativo el sótano del Teatro Nacional de Guiñol el pasado 15 marzo. El proyecto Aleja a tus hijos del alcohol fue merecedor de la Beca de Creación Milanés 2012, que ofrece la Asociación Hermanos Saíz para estimular a los jóvenes teatristas.
Rogelio Orizondo en Aleja a tus hijos del alcohol, expone el sufrimiento de un cadáver en descomposición, una emisora de radio con la afamada Selena y Yolanda, un guayabito ahogado en un cubo de agua potable, una claria que se come lo que le pasa por delante, una visita catártica a la virgen de la caridad, una historia personal en la ruta de una guagua cualquiera, un poco de lírica textual en honor al papa. Situaciones cotidianas sucumben ante la mirada del artista. Motivos, premisas para compartir dolor, desilusión, fe, presencias y  ausencias de personas, no de personajes.
Jose Ramon Hernández Suárez  por su parte ofrece desde la escena, una mirada muy particular. A través de la experimentación e investigación busca nuevas zonas de comunicación e interacción con el público; a la manera de karaoke escénico, campañas de prevención e intervención de expertos de vida que comparten experiencias.
Desde la concepción del espacio, el director propone un viaje a lo sórdido, a lo cutre. Vislumbra el dolor del texto de Orizondo, desde el desgaste del Sótano del Teatro Nacional de Guiñol, paredes pintadas de blanco y azul enmascaran como fachada, el deterioro y la precariedad.
Es en este punto donde el joven director comienza su creación. El sótano en estado de alerta, oscuro y subterráneo, se transforma en un espacio alternativo para la puesta en escena. Como espectadores traspasamos la sala convencional y llegamos al  sitio donde el ambiente es ambiguo, con zonas que rozan un club nocturno o la oficina del guarda bolsos de la terminal de trenes.
Luces en matices ámbar y azul, una pianista y su instrumento, un refrigerador ruso y el cuerpo de una actriz ahogado en un cubo de agua no potable, dan la bienvenida a un espectáculo que dialoga con pautas del cabaret, la música en vivo y la provocación de formar parte de un karaoke escénico. Los espectadores se transforman en actuantes, desde la timidez o el temor, se involucran a través del tarareo de las canciones o con el juego de yo nunca nunca.
Como estructura de intercambio, el juego del yo nunca nunca, toma dentro de esta puesta en escena el carácter de material dramático personal. La invitación a tomar un trago de cubalibre, si lo que se dice es verdad, hacen que los espectadores compartan partes de sus vivencias o sentimientos. Aquí me confieso, yo nunca nunca he visto un karaoke escénico -una obra de teatro, en un sótano. El entorno condiciona, el ánimo y la energía. Lo sucio, lo raído, lo reciclado toma color, música y poesía. No afecta la estrechez, la incomodidad de estar sobre cojines en el piso. Importa que el material dramático que ofrece Aleja a tus hijos del alcohol, es parte de mi historia personal, lo que ha sido de la generación de los nacidos en los 80, se torna ahora material artístico: el tema de La sirenita Ariel de Walt Disney, el Para la vida de la TV cubana aleja a tus hijos del alcohol, las imágenes del proceso de construcción de un edificio de micro brigada, la sensación de una ficción erótica en la ruta de una guagua.
Desde el karaoke escénico y la provocación el director dialoga con la cotidianidad. Aboga desde lo lúdico a no mirar con crisis la realidad. Desde la parodia exhorta al desenfado y a la ilusión. En la búsqueda de dar color, matiz, esperanza, Hernández Suárez da pinceladas a temas como la emigración, el alcoholismo, la prevención. Teatraliza las inquietudes del dramaturgo desde lo descarnado y natural.
En este camino llegan las actrices Hilde Gorpe y Rosalia Roque Guanche. Desde la actuación en primera persona, Gorpe y Roque construyen y desconstruyen el karaoke escénico. La Gorpe desde su formación sueca, baja el tono teatralidad grandilocuente a lo natural. La cercanía del espectador cual lente, le permiten oscilar entre los contrastes de caracterizar a una diva, corporeizar una máscara o hablar en primera persona de su historia personal. En este camino, el español atenuado de la actriz, da matices enriquecedores al texto transita por distintos momentos del karaoke, pausada, distante o alegre. Desde lo extranjerizante presenta el sentir nacional cubano.
Por su parte Rosalia Roque trabaja desde su entrenamiento corporal sus partituras. La actriz hace un despliegue de todo su archivo emocional y físico. Ofrece una sirenita Ariel desde la parodia de una Úrsula, defiende desde sus caderas un tivol, y un pescao que si lo quieres, no te lo da… este es mi pescao y si lo quieres no te lo doy…Este es mi ahogao y para quitármelo me tienes que dar candela…[1]http://www.juventudrebelde.cu/cultura/2014-04-25/cada-vez-mas-cerca-de-la-escena/
Las actrices materializan voz y cuerpo, arman, sostienen y presentan Aleja a tus hijos del alcohol como karaoke escénico, como desafío a cantar a jugar al nunca nunca, a introducirnos al espacio subterráneo, y formar parte de esa estructura de cojines rojos que forman parte de nuestra plataforma cultural.















[1] Aleja a tus hijos del alcohol texto inédito de Rogelio Orizondo 

No hay comentarios:

Publicar un comentario